domingo, 16 de enero de 2011

Salvemos al Planeta : Mi blog ecológico




Un valor que aprendemos al cuidar el mundo en que vivimos es la prudencia. Y es que entendemos que son los excesos las causas de irresponsabilidades con nuestra salud y el atentado con los demás seres vivientes.
Tener un mundo que nos ofrece todo lo necesario para poder vivir, más que conveniente, es un milagro; sin embargo, está en nosotros y nuestra voluntad el ser respetuosos y sobre todo prudentes con los recursos que tomamos de él. La mejor manera de seguir este camino es poder utilizar en medida lo que necesitamos para vivir y mejor aún si podemos volver a utilizar lo ya extraído, es decir: reciclar.
El proceso de reciclado es muy sencillo, todos durante nuestra vida cotidiana hacemos uso de objetos de plástico, de metales, de papel, etc. Y luego lo desechamos en un trasto común. Pues bien, el reciclado consiste en clasificar estos desechos y llevarlos a un lugar donde puedan purificarlos y renovarlos, de esta forma se ahorra energía y menos extracción de los recursos naturales. Por ejemplo, con las botellas de plástico, de ser acumuladas como basura, podrían inundar las costas de nuestras playas y ensuciar el hábitat de quienes viven ahí, pero si reciclamos, originaríamos que haya menos extracción de recursos y mantendríamos los litorales libre de basura, además de ahorrar la energía que se emplea en elaborarlos causante del efecto invernadero.
En los países desarrollados ya se emplea el sistema de colores para diferenciar el tipo de desecho que se desea arrojar para un eficiente reciclaje. Por otro lado, en los países subdesarrollados el impulso es muy débil y debe ser fomentado por las entidades gubernamentales y las inversiones extranjeras, pero sobre todo por una decisión interna de cada individuo, tomar conciencia y ser prudentes con el uso de los recursos de nuestro planeta.

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